A quien no haya ido nunca a Tudela Veguín le sorprende la
cementera que recorre parte de un lateral del pueblo. La montaña ha ido
menguando como consecuencia de la industria que se asentó a sus pies.
Evidentemente, a los habitantes les resulta lo normal. No escuchan el
ruido. A veces, ni el del paso del tren. Forma parte de los sonidos de
su pueblo. Aunque siguen existiendo, cuentan que ahora no pueden
compararse con los de otras épocas en las que la actividad industrial
era boyante. Con sus pros y sus contras, claro. «En los años 60 había 28
bares y 3.000 habitantes y ahora hay cuatro bares y no llegamos a 1.000
personas. Ahora aquí sobrevivimos», lamenta Ángel Rodríguez,
propietario de uno de ellos, Ortea, frente a la casa donde nació Tino
Casal. Ángel fue amigo de la infancia del cantante y echa de menos un
museo sobre él, con sus capas, cuadros y esculturas que guardan sus
hermanas en casa. Algo que supondría un atractivo para el pueblo,
propone.
Es imposible pensar en Tudela Veguín sin imaginar cómo se
quedarían sus vecinos al verle por las calles del pueblo con sus
llamativas ropas. Jesús Rodríguez tiene una ferretería en los bajos de
la casa donde nació el artista y apenas recuerda «cuando empezó a
marchar de aquí», a Madrid, donde se cocía la modernidad del país. En
Tudela Veguín lo recuerda con cariño. Eran los tiempos de los que
hablaba su amigo Ángel, cuando estaban los cines, Price y España,
abiertos. Cerraron hace años. Cuando había «un baile enorme», recuerda
Enedina González, otra vecina de Tudela Veguín. «Bajaba gente de La
Felguera y de Sama todos los domingos en el tren, que venía abarrotado.
Qué ambiente había cuando yo era moza. Ahora está muerto», piensa.
La crisis de la industria trajo también beneficios: menos
contaminación. En esos años los tejados de las casas estaban blancos del
polvo de la cementera y era difícil abrir las ventanas de las casas
para ventilar. Eso ya es parte de la historia de esta localidad, la más
grande de la parroquia de Box. Zona minera en declive con un polígono
industrial cuya actividad no llegó a despegar.
«Aquí ahora sobrevivimos». El Comercio elcomercio.es/v/20130311/ovi… vía @elcomerciodigit
— Vecinos de Veguín (@Vecinosdeveguin) 11 de marzo de 2013
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