Se unieron como asociación vecinal en octubre del pasado año, bajo el lema 'Es momento de actuar en Olloniego', aunque hasta el pasado viernes no realizaron sus elecciones. En los últimos meses una junta gestora se encargó de recabar el apoyo de los vecinos de Olloniego. No les fue mal. Ya son 200 las personas que forman el colectivo vecinal, de las cuales 97 se acercaron el pasado viernes hasta el centro social de la localidad para elegir a su presidente.
Carmen Barbosa Álvarez será la cara visible de la asociación que pelea por conseguir mejoras para una localidad que, dicen, está abandonada. De todos es conocido el estado del conjunto monumental de Olloniego, rodeado de maleza tras un largo proceso de expropiación, y para el que el Ayuntamiento anunció un plan de rehabilitación y modernización que la asociación vecinal urge. Pero hay muchas otras demandas que el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, ya tiene sobre la mesa.
Olloniego siempre ha sido vía de paso: desde el camino romano, la antigua carretera N-630, los caminos de hierro hasta la autovía de la plata, la A-66 construida hace ya 18 años. El asfalto pasa a escasos metros de algunas viviendas, pero Olloniego sigue sin las barreras acústicas que estaban presupuestadas en el proyecto inicial. «Los coches circulan a unos tres metros de las viviendas, con los ruidos que eso supone para los vecinos. Por eso hemos solicitado a Delegación de Gobierno que instale ya las pantallas, que apure esos trámites y que realice la limpieza de ese tramo entre el pueblo y la carretera, en un estado lamentable», informó la presidenta de la Asociación de Vecinos de Olloniego. Al parecer esta primera petición vecinal no ha caído en saco roto y Delegación de Gobierno ya ha dado órdenes para que varios operarios vayan a verificar el estado de la zona.
El paso sobre la autopista
Otra de las prioridades para los vecinos de Olloniego pasa por arreglar la pasarela que usan a diario para cruzar la autopista. Si el sol ya ha caído deben caminar a oscuras, «pues carece de iluminación» y el pavimento «es muy resbaladizo poniendo en peligro a los peatones», insistió Barbosa.
Pero si los residentes optan por usar el paso subterráneo para llegar hasta la estación de tren de Renfe, tampoco lo tienen muy fácil. «Carece de luz, así que de noche no puede usarse y está lleno de porquería. La rampa para carricoches y para facilitar el acceso a los minusválidos está inservible». El arreglo de grietas del pavimento y de la zona de juegos infantiles son otras de las demandas del colectivo, que aunque aún no dispone de local propio, se reúne en las salas del centro social, como hace el otro colectivo de Olloniego, el de jubilados.
Nuestra enhorabuena y nuestra mano tendida para trabajar por la zona
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