Ahora se llama oficialmente Centro de Innovación y Desarrollo de la Hostelería, aunque popularmente es la Escuela de Hostelería. Pero la escuela ocupará solo un espacio de la instalación del Polígono Industrial de Olloniego-Tudela, probablemente la cocina más grande de las cinco de las que dispone el inmueble. Ahí se desarrollarán las clases, las mismas que hasta ahora se ofrecían en el Pavo Real. El traslado será el próximo curso. El centro abrirá en octubre; en realidad, la planta baja. La primera planta tardará algo más en echar a andar.
En el piso de abajo se ubica, a parte de las cocinas, un 'taller de experiencias' que es un restaurante donde podrán degustarse las creaciones de los alumnos; varios espacios de talleres; un aula de demostraciones; y probablemente un laboratorio. Esta última decisión aún está en estudio por parte de la Cámara de Comercio, la propietaria de la instalación.
Actualmente, la Unión Temporal de Empresas formada por Vicente Pelayo y por Ignacio García Rodríguez están finalizando el equipamiento de parte de esta planta. Ha costado cerca de 700.000 euros, pero la entidad que dirige Pedro Rodríguez cuenta con 1,5 millones de euros para equipar el inmueble. Aunque el dinero proveniente de fondos europeos está comprometido, en la Cámara de Comercio prefieren ir por partes. Y aún quedan cosas por decidir de aquí a octubre.
En apenas dos meses los empresarios deberán pensar en cómo gestionar el centro: si serán los hosteleros (Unión Hotelera y Hostelería de Asturias) quienes se hagan cargo de la explotación; o será una fundación de la que formen parte los sindicatos, como ya reclamó UGT hace varios años. Lo que, por el momento, está claro es que los distintos espacios del centro se alquilarán, aunque Rodríguez prefiere hablar de «cesiones».
Por ejemplo, la Escuela de Hostelería tendrá que pagar por ubicarse en el centro; y también lo harán las empresas que utilicen las instalaciones para investigar la creación o el desarrollo de sus productos o para presentarlos ante el sector. «Esto es una plataforma tecnológica», explica el director de la Cámara de Comercio. «Desde aquí deben innovar para ofrecer sus creaciones», añade. Y lo ofrecerá al sector turístico en general pero también al agroalimentario.
Hasta aquí es lo que estará en marcha en octubre; después falta por decidir lo que irá en la planta de arriba donde hay, sobre todo aulas. La cámara piensa ahora, incluso, en realizar alguna obra respecto a lo ya hecho.
La construcción del edificio finalizó en 2008 y desde entonces muchas cosas han cambiado en el sector. La crisis ha obligado a replantearse el modelo de centro, también la proliferación de otras escuelas hosteleras en la región. «No queremos competir con otros centros de formación», advierte Rodríguez. Pretende ofrecer «algo diferencial». Lo que será, aún está por definir.
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