Pintura, escultura, diseño, orfebrería.... Tino Casal era “un volcán en erupción”, como ayer lo definió uno de sus amigos de la infancia, Ramón Palicio. El músico hacía de todo, desde pintar a esculpir, “cogía una caja de zapatos y la transformaba en un arca de lujo, hacía candelabros, fundía estaño, cobre... incluso se fabricaba sus propias joyas”. Pero encima tenía otra virtud, “sacaba cosas increíbles de cualquier sitio, como el bastón de metacrilato que llevaba en los conciertos. Nadie sabe dónde encontraba cosas así”. Eso sin contar la ropa que lo hizo famoso. Palicio ni siquiera es capaz de relatar todas las facetas artísticas de un hombre que, 20 años después de su muerte, aún levanta pasiones entre quienes lo conocieron. Esa vitalidad creadora y ese patrimonio artístico es algo que Tudela Veguín quiere que disfrute todo el mundo. Por ese motivo, el pueblo busca la manera de hacer un museo para mostrar las creaciones de Casal.
Ayer en el bar Ortea de Veguín se proponía la utilización “de uno de los edificios que posee la fábrica de cemento y que no se usan”. Para los vecinos, esos inmuebles en desuso serían la ubicación idónea para aumentar las dotaciones culturales de la localidad ovetense. “Podrían acoger perfectamente un aula didáctica sobre la fábrica y también el museo de Tino Casal”, proponen. Lo que tienen miedo los vecinos del malogrado cantante es que “la ropa y esas cosas se terminen perdiendo, porque el tiempo pasa y necesitan ciertos cuidados que en un museo se le pueden dar mejor que en una casa”. Y en una casa está ahora todo ese patrimonio o, mejor dicho, en dos, repartido en los pisos que las dos hermanas del cantante poseen en Oviedo.
Una vieja idea Ramón Palicio hace tiempo que trabaja en este proyecto. “Es dificil”, reconoce. El que fuera concejal de IU en Oviedo forma parte en la actualidad de la Asociación Cultural Amigos de Veguín. Fue compañero de clase de Casal y compartió con el músico muchas anécdotas. Hoy, Palicio y un amplio grupo de vecinos y amigos pretenden concentrar todo el patrimonio artístico del artista en un punto para que puedan disfrutarlo todos sus fans. “Sería importante, porque mucha gente viene y se lleva una decepción porque no hay nada de él en Veguín”, explica, y pone ejemplos: “Los últimos han sido unos andaluces, se contentaron con sacarles unas fotos a la placa de su casa y a la calle, pero les hubiese encantado poder ver los cuadros o las esculturas, sus otras facetas artísticas”. Además, Palicio asegura que “un museo garantizaría el mantenimiento de esas obras de arte y garantizaría su seguridad”. El portavoz de la asociación hizo especial hincapié en el aspecto de la seguridad de las obras porque, en la última exposición que se organizó sobre el artista, desapareció alguna de las piezas. Algo que creen que no podría pasar si un museo se encargara de su custodia.
La propuesta coincide con el 20 aniversario de la muerte del artista, que perdió la vida un 22 de septiembre a las siete de la tarde, en un accidente de tráfico a las afueras de Madrid. El homenaje se hará un día después del aniversario, el viernes 23, para que, al ser fin de semana, al mismo puedan acudir los fans que no viven en Asturias.
Los actos se concentrarán en el centro social de Veguín, que acogerá un programa con la figura de Tino Casal como protagonista pero con más actores, como las dos hermanas del cantante y los dos únicos miembros de Los Archiduques que quedan vivos. Al ritmo de los temas de Tino, los que mejor lo conocieron dirán unas palabras para recordarlo. También se pasará un documental sobre su vida y su obra.
Profeta en su tierra Tino Casal es una de las figuras más importantes del panorama musical español, aunque ha pasado desapercibido en muchos aspectos, quizás obligado por eso de que nadie es profeta en su tierra. La realidad es que muchas de las novedades que hoy enarbolan los artistas en los escenarios, y han convertido en verdaderas señas de identidad, se las deben a este músico de Veguín. Se le conoce por sus versiones de temas, como su famoso Eloise, pero de sus más de medio centenar de canciones, 48 eran creaciones propias, salidas de su puño y letra. Hasta diseñaba sus carteles publicitarios, las carátulas de sus discos, su peinado, su vestuario o los escenarios en los que actuaba.
Tino Casal fue un personaje innovador que, cuando aún no existía la televisión en color, hizo los primeros videoclips de este país, que llenó sus conciertos de humo sobre el que lanzaba luces de colores, que hizo famosos los micrófonos luminosos o los piercings, las extensiones de pelo y todo un sinfín de efectos especiales que completaban su música y que hoy parecen tan habituales.
Todos estos motivos son los que mueven cada año a decenas de fans a acudir a Tudela Veguín para acompañar a familiares y amigos en el homenaje al artista. Sus vecinos ya le han dado una calle y una placa en su casa natal, si se cumplen sus expectativas, también le darán el primer museo sobre un cantante que habrá en Asturias.
"Tino Casal murió cuando iba a dar un salto internacional"
Reclamado estos días por los medios de comunicaión, Gerardo Quintana (Madrid, 1975), periodista y locutor de radio, es el autor de Más allá del embrujo , la biografía del artista asturiano Tino Casal, de quien se cumplen hoy veinte años de su fallecimiento. Quintana asegura que las llamadas que recibe estos días demuestran que Tino Casal “sigue interesando y se le recuerda con cariño”.
EMI ha sacado esta semana un cofre titulado ‘Todo Casal’. ¿Reeditar su obra músical es la mejor forma de que los más jóvenes se acerquen a un artista que no conocieron? La idea es esa: recopilar todos sus LPs en formato digital, porque había algunos discos que no habían llegado a reeditarse nunca. Además se incluye un dvd con sus actuaciones, un concierto en vivo, algunas rarezas y dos temasque permanecían inéditos: Day by day y But at Heart .
¿Cómo se localizaron esas dos canciones? Fue curioso. A lo largo de los cinco años que estuve investigando para el libro hablé con más de cien personas. Una de ellas fue un amigo personal de Tino; de León. Tenía una cinta del año 84, de cuando sacó Hielo Rojo , e incluía algunos temas que nunca se grabaron. Eran bocetos, un ejemplo de como componía Tino Casal.
¿Y cómo lo hacía? Pues hacía los instrumentos con la boca, tipo Bobby McFerrin. A la hora de componer, lo hacía todo por intuición. Tino No sabía solfeo. Los grababa en un cassette y al llegar al estudio les decía a los músicos: lo quiero así. Este amigo de Tino me pasó la cinta como documentación para el libro. Y la tenía guardada por si algún día se podía hacer algo con ello. Yo aporté esos esbozos. Y Javier Losada, teclista y mano derecha de Tino, fue el que tradujo todo eso para el nuevo disco. El proceso ha sido como el de hace 30 años, pero con el sonido del siglo XXI.
¿Por qué se interesó usted por Tino Casal? Lo descubrí con doce años a través de la radio con Eloise . Luego lo vi en la tele y me dejó hipnotizado. Nunca había visto un cantante así, con aquella estética, aquella voz y aquella música. Era diferente al resto y me enganchó. Lo seguí como fan. Luego pensé en hacer esa biografía. Mereció la pena.
¿Se plantea una reedición? El libro está en stock y se seguirá vendiendo tal cual, pero tengo varios proyectos en mente. Todavía se pueden hacer muchas cosas por él.
Dígame cuáles.
Un musical, una miniserie de televisión, o una película. La vida de Tino Casal da para todo esto y mucho más.
¿Tiene usted algo escrito? La idea está en el libro, que es una especie de biblia o de guión. Solo quedaría adaptarlo al lenguaje musical, visual o cinematográfico. Las tres fórmulas serían viables.
En Tudela Veguín tienen el sueño de dedicarle un museo, ¿qué le parece? A raíz del libro hablé con su familia. Les propuse esa idea y tuvimos una reunión con el entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo. La idea quedó ahí. Hay material de sobra: ropa, cuadros, esculturas, portadas de discos. Pueden hacerse ochenta mil historias, solo queda llegar a un acuerdo.
Tino Casal fue un artista multidisciplinar.
Era como un Miguel Ángel del siglo XX. Su faceta más conocida es la musical, pero de ahí la idea del museo. Está toda su obra pictórica, que es muy amplia. Con un estilo muy personal, entre psicodélico y abstracto. Luego hay dibujos que hacía durante su convalecencia. Y su obra escultórica, que son ocho o nueve obras que hizo en el último año antes de morir, una faceta plástica que no tuvo tiempo de desarrollar. La escultura y la pintura le permitían sacar todo lo que llevaba dentro, pero le faltó tiempo.
¿Qué quiere decir? Tino Casal muere en un momento clave de su vida, justo cuando iba a dar un gran salto. En 1992 iba a sacar un nuevo disco grabado en Tokio y con un lanzamiento internacional. Además, le habían hecho pruebas para que fuera el protagonista de El Fantasma de la Ópera , diez años antes de que este musical llegara Madrid. Ese papel era para él y le hubiera venido como anillo al dedo.
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